A mi amigo Dito (Eduardo Ramosclamont Cázares)
Me imagino que cuando se empezó a construir Torreón sus pobladores se enfrentaron con la necesidad de dejar áreas verdes. Podemos decir que entre los primeros espacios arbolados se encuentran la Plaza de armas, la Alameda Zaragoza y el Bosque Venustiano Carranza. Desafortunadamente en estos espacios a alguien se le ocurrió replantar árboles en la Plaza y escogieron en su mayoría ficus y laureles de la india. Hoy es lamentable el panorama que exhibe dicho paseo público, entre su vegetación dañada sólo podemos maravillarnos de un sauce llorón, que ahí se levanta orgulloso como gritándonos: ¡mírenme, aquí estoy sobreviví a la helada del cuatro de febrero, aprécienme para que se animen a tenerme en más lugares de su ciudad!
Los tiempos que estamos viviendo sin duda son muy difíciles, bombardeados de todo tipo de información en relación con las diferentes problemáticas que se ciernen sobre nuestras ciudades, en ocasiones esta información es contradictoria y muchas veces dudosa. Frente a ello, nuestros pequeños hijos e hijas nos preguntan conmovidos qué es lo que va a suceder con el mundo y qué les va a suceder a ellos, y por la forma como se suscitan los acontecimientos no siempre podemos responderles y tranquilizarlos como se merecen. Una de las preguntas que me han hecho algunos pequeños es ¿por qué se secaron los árboles? La respuesta es contundente: Porque no son propios de nuestra región ¿Y por qué no plantamos árboles que no se dañen con los cambios bruscos del clima? Parece que no entendemos y seguimos plantando árboles ajenos a nuestro clima.
Y como de la vista nace el amor, aquí van más sitios de nuestra ciudad donde podemos apreciar árboles que no se helaron, a ver cuál de ellos nos gusta, en la variedad tal vez nos enamoremos de alguno de ellos. Por el Bosque Venustiano Carranza sobre la calle Cuauhtémoc, en la acera de la Juárez a la Allende tenemos lindas jacarandas. En los bosques de Peñoles, en el que está el vivero, atrás de las oficinas de la empresa y el de la ex colonia Echeverría se pueden observar: palo verde, fresnos, lilas, truenos, mezquites, cedros, jacarandas, huizaches, pirules, pinos, álamos, olivos, moras, algarrobos, ébanos y pingüicas. Una de estas últimas se encuentra sobre la calle Comonfort a la entrada de la antigua aduana. En la visita a los bosques de Peñoles, para observar las variedades de árboles que se han logrado conservar y adaptar a la región, se puede solicitar un árbol y asesoría para los cuidados correspomdientes.
También podemos apreciar algunos de estos árboles en la Plaza del eco y en la plaza de la colonia las Margaritas. Sobre la calle Paseo del campestre en la colonia el Campestre la Rosita sobreviven varias especies nativas tales como fresnos, mezquites, palo verde, olmos, truenos, cedros, olivos, huizaches y moras. En los asentamientos humanos de los ejidos conurbados del municipio, encontramos gran variedad de flora nativa apta para nuestra región, en Ignacio Allende, San Luis, el Tajito, la Unión, la Merced, Zaragoza, San Antonio de los Bravos.
También me llama la atención en el Estadio de la Revolución lo bien conservado de los truenos como árboles, ya que generalmente los vemos como arbustos. En la colonia Torreón Jardín sobre sus camellones se observan cedros y tullas con más de 30 años ¿Y en los nuevos fraccionamientos, qué vegetación estamos plantando?
Uno de los graves problemas de la sociedad moderna es que hemos perdido nuestra capacidad de observación, los niños y los jóvenes transitan en nuestra ciudad explotando su sentido del oído. Los adultos que transitamos en automóvil vamos pendientes del movimiento de los demás vehículos, de los semáforos o de que no se nos atraviese una persona, o bien vamos ensimismados en nuestros problemas, difícilmente nos fijamos en los árboles que nos circundan. Por la inseguridad cada día caminamos menos en nuestras calles, cada vez menos disfrutamos nuestras banquetas. Quienes hacen ejercicio en un paseo público también para no aburrirse llevan sus aparatos musicales y desaprovechan la oportunidad de contemplar el entorno natural, creo que ni siquiera se lo plantean. Espero que mis amigos, los hermanos Dito y Marcial se enamoren también de la naturaleza,además de las matemáticas, y que sigan este ejempolo otros niños.
Salvador Hernández Vélez
jshvelez@hotmail.com
En la zona residencial "Montebello" reciben a sus colonos bellos mezquites entre otros árboles y plantas nativas de la región, me sorprendió mucho ver este tipo de paisaje que por cierto, es hermoso. Saquemosle más provecho a lo que la naturaleza nos da de primera mano. Excelente articulo, saludos a Dito y Marcial hermosos niños. Un abrazo.
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