Calderón está pagando sus errores de haber integrado un gabinete con puros cuates. Ahora no tiene a quién lanzar para la grande. Su intervención en el Consejo del albiazul es una muestra de desesperación y a la vez de reconocimiento de no saber gobernar; sabe que no tienen posibilidades de mantener la Presidencia. Ninguno de los Secretarios ha dado el ancho, la caballada está muy flaca para la grande. Calderón tuvo oportunidades para corregir y no lo hizo. Al sustituir a alguien de su equipo, se empecinó en su posición: lo importante es la fidelidad y la cercanía antes que la capacidad.
Veamos los casos más recientes de relevo calderonista: 1) La Comisión Federal de Electricidad (CFE), la empresa paraestatal encargada de generar, transmitir, distribuir y comercializar energía eléctrica en todo el territorio nacional; 2) La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), y 3) El Canal 22, emisora estatal de televisión especializada en contenidos culturales, dependiente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Los que entran al relevo evidencian escasos conocimientos en relación con la responsabilidad que les asignó el Presidente y casi nula experiencia. A lo más exhiben una modesta trayectoria, por eso tampoco sirven para candidatos.
En el caso de la CFE, Antonio Vivanco Casamadrid pasó del equipo de transición de Calderón a Coordinador de Asesores de la Oficina de la Presidencia de la República y de ahí a Director Adjunto de la CFE para en su momento sustituir al ingeniero Elías Ayub, que sí cuenta con una gran trayectoria en el servicio público, ratificado en su puesto por tres Presidentes: Zedillo, Fox y Calderón. Lo que sí hay que reconocerle a Vivanco es haber sido compañero de salón de Felipe. En relación con la Cofepris, el Presidente nombró en sustitución de Miguel Ángel Toscano, que llegó al puesto con muchas dudas e interrogantes debido a sus escasas credenciales para el puesto, a Mikel Arriola, abogado y con una trayectoria modesta, primero como asesor, después como titular de la Unidad de Legislación Tributaria de la SHCP y sin ninguna experiencia en cuanto al cargo que le confirió Calderón.
En el Canal 22 entró Irma González Pía, licenciada en Ciencias de la Comunicación, sin relaciones en el ámbito de la cultura, sin experiencia en medios electrónicos, pero eso sí con una fuerte filiación panista, ya que es nieta del cofundador de Acción Nacional, Efraín González Luna. Con lo anterior se evidencia que el de Calderón es un gobierno de cuates que llegan a capacitarse para lo que venga después, al cabo los mexicanos aguantamos que los cargos en la estructura gubernamental sean espacios de aprendizaje, de prácticas profesionales, con buenos sueldos para los allegados al Presidente, pero con cargo a los mexicanos.
Por donde se le busque, los funcionarios del actual gabinete fueron nombrados por ser cercanos y leales, sin importar trayectoria o capacidad. El requisito es contar con la confianza de Felipe. No hay racionalidad administrativa ni política en los nombramientos, por eso ahora ni Calderón puede contar con sus cuates para promoverlos como candidatos, mucho menos los mexicanos podemos esperar que esos operadores del Ejecutivo sean capaces de implementar los programas y las iniciativas del actual Gobierno federal panista. Ahora los albiazules que no tienen puesto lamentan no haber sido compañeros de lápiz, de escritorio o demás escenarios en algún momento de la vida de Calderón.
Salvador Hernández Vélez
jshvelez@hotmail.com
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