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viernes, 29 de abril de 2011

El Día de la Tierra

Hace unos días se celebró el Día de la Tierra. En ésta semana brigadistas coahuilenses luchan para que el fuego no dañe más a nuestra tierra. El fuego también puso su grano de arena en el deterioro que hemos causado a nuestro planeta. El campo de nuestro estado se encuentra en condiciones propicias para que al menor descuido se incendie. El desastre ecológico ya está en las 250 mil hectáreas. Podríamos decir, lo quemado corresponde a cinco veces la superficie que abarca la ciudad de Torreón. Las consecuencias son incuantificables. En el apartado de integridad ecológica, el quinto principio de la Carta de la Tierra nos convoca a "proteger y restaurar la integridad de los sistemas ecológicos de la Tierra, con especial preocupación por la diversidad biológica y los procesos naturales que sustentan la vida".

Por no proteger la integridad del sistema ecológico lagunero, ahora La Laguna padece la falta de árboles, como dice el doctor Gregorio Martínez Valdés: "El panorama es desolador, ¡qué deshojazón de primavera y qué inmensa nostalgia de esmeralda!, había dicho José Manuel Othón cuando se encontró con la Comarca Lagunera, donde radicó medio a chaleco a principios del siglo 20". Si antes ya teníamos déficit de árboles ahora, después de la helada, con mayor razón se acrecienta la necesidad de ellos. Y eso que orgullosos expresamos los laguneros: ¡Vencimos el desierto!

 El fin de semana fui a Viesca, el primer pueblo de La Laguna. Fundado en 1731, se le bautizó como San José del Álamo, será por los álamos que incluso todavía en la actualidad hay muchos de ellos a los lados de las viejas acequias que conducen una poca agua de una noria, pues los manantiales se secaron en la década de los 50 del siglo pasado. En mi pueblo natal, a diferencia de Torreón, la mayoría de los árboles no fueron afectados por la helada de febrero, ya que son nativos o adaptados a las condiciones climatológicas de la Región Lagunera. Sin embargo, hay que dejar claramente asentado que Viesca, por la sobreexplotación de los acuíferos, pasó de ser un oasis a un páramo. ¡Y todavía dudamos que el cambio climático nos afectara!

 En ésta celebración recordamos lo que nos plantea la Carta de la Tierra: "Como nunca antes en la historia, el destino común nos hace un llamado a buscar un nuevo comienzo. Tal renovación es la promesa de estos principios de la Carta de la Tierra. Para cumplir esta promesa, debemos comprometernos a adoptar y promover los valores y objetivos en ella expuestos... Debemos desarrollar y aplicar imaginativamente la visión de un modo de vida sostenible a nivel local, nacional, regional y global. Nuestra diversidad cultural es una herencia preciosa y las diferentes culturas encontrarán sus propias formas para concretar lo establecido".

 Por ello sentimos una gran preocupación por lo que nos está pasando, no sólo en relación a la situación de la inseguridad pública y del miedo que cada día se afianza en nuestras casas, sino también porque ahora tenemos una ciudad que requiere de mayor atención para contar con una reforestación adecuada de la que no tengamos en el futuro que lamentarnos.

 Flor Rentería me escribió: "Fijese que a mí también me preocupa muchísimo lo que ha sucedido con nuestros árboles, y con ello a nuestro paisaje, y sobre todo me preocupa esa cultura que tenemos o que tiene un gran número de personas, al pensar que las cosas ya están escritas. Pero ante este nuevo panorama, me preocupan las reacciones cómodas, sin compromiso, con las nuevas generaciones; realmente me preocupan estas cosas, creo que deberíamos todos estar reforestando nuestra ciudad, empezando en nuestras casas y calle, y también ya deberíamos estar pensando en ¿cómo vamos a proteger a nuestros árboles de las futuras heladas? Ante nuevos contextos, surgen nuevas realidades y ello implica nuevas actitudes más innovadoras, nunca más conformistas".

 También recibí desde Europa la opinión de Idoia Leal Belaustegigoitia: "Quizás el siguiente paso es que el Gobierno promueva una Campaña de Reforestación y regale árboles adaptables a nuestro clima. Hay que hacer conciencia y hay que volver a plantar árboles o cactus, nos podemos quedar con las fachadas y los camellones sin vegetación".



Salvador Hernández Vélez
jshvelez@hotmail.com

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