Los problemas que nos agobian en la Laguna no se gestaron espontáneamente. La inseguridad viene desde tiempo atrás y está relacionada con diferentes factores que han posibilitado su desarrollo. Van desde la complacencia de las policías y de autoridades de diferente nivel de gobierno, hasta variables exógenas. Entre estas últimas esta la problemática económica y financiera de Estados Unidos, el consumo de drogas de los norteamericanos, y la necesidad estadounidense de reactivar su economía de guerra para hacer frente a su crisis. Como todo esto afecta el tejido social entre otras cosas es necesario la participación de la sociedad para revertir este deterioro.
Combatir la delincuencia organizada en la medida que el trasiego de la droga tiene por destino los EEUU también es responsabilidad de ellos. El combate al lavado de dinero debe darse principalmente en su país, así como al tráfico de armas. Mientras esto no se atienda en Estados Unidos, en México las bandas delincuenciales tendrán armas y dólares. De seguir con la misma estrategia guerrera de Calderón el número de víctimas seguirá aumentando de manera indignante. En marzo de este año se perpetraron mil 200 ejecutados y el pasado mes se incrementó a la espeluznante cifra de mil 402. ¿Qué nos espera para los próximos meses?
Otro problema que no se gestó de la noche a la mañana es la falta de inversiones y de empleo. El mundo cambió, con la caída del Muro de Berlín y el término de la Guerra Fría la confrontación entre socialismo y capitalismo se diluyó. Desde hace apenas tres décadas sólo impera el hipercapitalismo. Los países que no se acoplaron a estos nuevos roles están en la cola. En los noventa México con el Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN) dio un primer paso para insertarse al mundo globalizado, las diferentes regiones del país se incorporaron de diferentes maneras a esta nueva era neoliberal. Por fortuna la Laguna no fue la excepción y aprovechando el TLCAN se insertó en el mercado maquilador.
Esta situación generó en la región lagunera una buena cantidad de empleos y de inversiones. Operaban más de 350 empresas de la industria textil orientadas casi en su totalidad a la fabricación y exportación de prendas de vestir, en particular de pantalones de mezclilla. Sin embargo estas compañías en su momento desaprovecharon la oportunidad comercial que les abrió la firma del TLCAN ya que la mayoría se dedicó a la confección, pero no atendieron el resto de los eslabones que hubieran constituido un cluster funcional y competitivo a nivel internacional.
Los empresarios no tuvieron visión para entender que para ser competitivos en un mundo global se requería desarrollar acciones de cooperación entre las empresas para impulsar estrategias comunes de competencia que les hubiesen permitido construir las instituciones que requerían para poder mantener sus actividades empresariales. No contaron con un centro de diseño e innovación, con una instancia encargada de promover el comercio exterior de las empresas y tampoco desarrollaron los servicios logísticos necesarios para ser un cluster funcional. Esta experiencia debe analizarse ahora que se está haciendo un gran esfuerzo de parte del sector empresarial para darle un nuevo impulso a la región, para no cometer los mismos errores.
Orto asunto a atender es el referente a las llamadas de atención de la naturaleza sobre nuestra región. En 1997 sufrimos una helada que dañó nuestra flora y no aprendimos, volvimos a plantar árboles no propios para nuestro medio ambiente. Y en febrero una nueva helada, ahora más fría, más dañina para nuestra ya diezmada vegetación. A casi tres meses los torreonenses no hemos terminado de levantar las hojas secas, parece que están "petrificadas", pues con los vientos de los días pasados mejor se cayeron los nuevos brotes de los pingüicos que las hojas "petrificadas". Muchos de estos árboles no los tumban porque en la medida que las hojas así secas se mantienen pegadas a las ramas dañadas por la helada todavía proporcionan sombra tan necesaria para estos día de sol quemante e intenso calor.
Ray Bradbury en su libro Fahrenheit 451 nos habla de la "esperanza de que algún día nuestras ciudades se abrirían para dejar entrar más verdor, más campiña, más Naturaleza, que recordará a la gente que sólo disponemos de un espacio muy pequeño en la Tierra y que sobreviviremos en ese vacío que puede recuperar lo que ha dado, con tanta facilidad como echarnos el aliento a la cara o enviarnos el mar para que nos diga que no somos tan importantes".
Salvador Hernández Vélez
jshvelez@hotmail.com
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