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martes, 20 de septiembre de 2011

De heladas y sequías

El fin de semana tuve la oportunidad de visitar la sierra del Mármol, esta sierra podemos decir es continuación de la Sierra de Jimulco, termina en el punto donde confluyen tres estados vecinos: Coahuila, Zacatecas y Durango y es también el vértice del ejido Tomás Garrido Canabal en el municipio de Viesca. Lleve a unos amigos a visitar un pequeño cañón que se llama la Angostura, tiene unos 600 metros de largo, con paredes de hasta 170 metros de altura y de ancho unos treinta metrosen promedio, es de una belleza inimaginable en este semidesierto de la Laguna. Las paredes del cañón y la manera como están sobrepuestas algunas rocas es indescriptible, y la vegetación en las paredes es también algo único. Los oréganos que se despliegan entoda su magnitud con tan escasa lluvia que la naturaleza les proveenos reciben con unos olores que invitan a disfrutarlos pues se mezclan con los de las gobernadoras, los magueyes, las huapillas, las lechuguillas, la candelilla, ocotillos, palmas, sotoles, los huaguillos, los alarones, las siempre-vivas entre otras especies.


A diferencia de otras veces que he recorrido estos lugares ahora los estragos de la sequía son desastrosos. Ya lleva un poco más de un año que casi no hallovido, salvo algunos chipi, chipis. La situación se presta para la generación de incendios. A esto de la sequía se le sumó la helada abajo de 15 grados y luego la prolongación de la sequía. Nunca enmás de cincuenta años que me ha tocado andar por estas serranías,pues provengo de una familia de pequeños mineros, había visto tantomaguey dañado por la falta de agua de lluvia, las pencas de estasplantas están caídas, los quiotes, es decir las inflorescenciascayeron al suelo antes de que las plantas murieran. Tampoco se observa que alrededor de los magueyes que florecieron broten los hijuelos como suele suceder, como bien lo describe Fanny Calderón del a Barca, cuando florece "la soberbia flor del maguey con su tallo colosal".


En las partes que recorrimos es triste observar que hasta la imponente gobernadora que es una planta invasora ahora aparece seca. Y no se diga la lechuguilla que en vez de mostrarse nos de un color verde, ahora sí sus hojas no están secas, se nos manifiestan de un amarillo enfermizo. Y la diferencia es que las plantas no murieron a raíz de que florecieron, pues ésta planta muere cuando les sale la garrocha como le dicen los pobladores de estas zonas semidesérticas. Ahora murieron porque les falta el agua que la naturaleza les proporciona,aunque sea en muy pequeñas cantidades.


En estos arroyos de las serranías laguneras hay una pequeño árbol que los campesinos de esas tierras le llaman alarón (Bauhinia ramosissima) y tampoco nunca antes me había tocado ver secas sus hojas, los árboles todavía están vivos a la espera de que la lluvia se compadezca de ellos. Asímismo están los oréganos, las candelillas, incluso las palmas. Como consecuencia de la helada del 4 de febrero pasado aquí en la ciudad de Torreón la flora que no es propia de ésta región que recibe un nivel de precipitación de 200 milímetros de lluvia promedio sedaño, a tal grado que muchos de esos árboles se secaron.


Para reponerlos varios ciudadanos acudieron a comprar yucas de éstas tierras, sin embargo no consideraron que las plantas ya estaban deprimidas por la falta deagua y como las retiraron de su hábitat sin los cuidados correspondientes (tal vez hasta sin el permiso de la Secretaria del Medio Ambiente y del Procuraduría Federal de Protección al Ambiente) ahora tanto las que transplantaron como las que se les quedaron en los sitios donde las vendían se están secando. Esto también es una situación que deben atender las autoridades, como es posible que para reponer flora dañada se haga con plantas que por no cuidarlas se están secando. Ya sea porque ya venían deprimidas o porque consideran que como son del semidesierto no necesitan agua.


En los últimos años las sequías están siendo muy prolongadas y las heladas más intensas,según los estudiosos del cambio climático nos invitan a reflexionar sobre ello, pues sostienen que estos comportamientos continuaran mientras no hagamos acciones de remediación. Muchas personas están plantando de nueva cuenta flora de otras regiones que demanda grandes cantidades de agua y abrigan la esperanza de que la siguiente helada se presente dentro de cincuenta años, pero si no cambiamos nuestros hábitos que han degradado la naturaleza como esperamos que no haya más sequías y heladas negras. Una prolongada sequía en los años cincuentas desaparecieron casi todas las noas en el Cerro de las Noas.


Salvador Hernández Vélez

jshvelez@hotmail.com

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