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lunes, 27 de septiembre de 2010

¿Y ahora para dónde?

En este espacio publicaron mi artículo “Un gobernador lagunero”, el cual ha generado debate entre varios actores políticos. Algunos lectores me hicieron el favor de invitarme a reflexionar sobre otras aristas del tema, mismas que doy a conocer en este texto. Considero que en el fondo lo que motiva a laguneros ajenos a los grupos de poder que financiaron la campaña de un Gobernador lagunero hace ya casi seis años, es un deseo mayor: encontrar la vocación que le corresponde a La Laguna en esta etapa. La Comarca navega sin timón desde hace varios años. La Región Lagunera formada por los benditos ríos Nazas y Aguanaval, punto de cruce del centro-norte del País, requiere definir su nueva estrategia de desarrollo.

Cuando teníamos más agua rodada porque llovía más y no teníamos las presas, la región fortaleció su vocación agrícola, después pasó a ser agropecuaria, lechera y cárnica. La Comarca es la principal fuente lechera de México, sostenida principalmente del agua subterránea, cada vez menos disponible. Se explotó el acuífero para mantener el crecimiento de la actividad forrajera a la vez que se fortalecía la industria lechera, en los años 60 y los 70 esto se consideró adecuado. En pleno siglo 21, vamos directos al fracaso si la mayoría de las empresas laguneras siguen en el negocio de los productos básicos y no en el sector de las tecnologías. El sector agropecuario será cada vez menos competitivo si no se plantea un desarrollo basado en biotecnología y en la conservación de la pobre reserva del acuífero.

A mayor producción de leche se requiere mayor cantidad de agua que le extraen a los acuíferos. Poco a poco las actividades agropecuarias están siendo desplazadas. En la actualidad la economía opera con otras reglas y valores, ¿entenderán esto los lecheros? La lógica no se basa en sólo producir cada vez más a costa de la explotación de los recursos, sino también en producir más barato. De 1845 a 1998 el precio promedio de las materias primas cayó en un 80 por ciento. Según los suplementos anuales publicados por los diarios más importantes de Torreón, las actividades industriales, comerciales y de servicios, aportan el 90 por ciento al desarrollo económico de la región. Y las actividades agrícolas, pecuarias y las propias del campo contribuyen con el 10 por ciento, sin embargo, consumen el 90 por ciento del agua con la que contamos en la región.

La Laguna agotó su modelo de desarrollo que ahora ya no de puede ni debe sustentarse en la poca agua que nos corresponde a todos. Estamos enclochados. Seguimos atascados. Desde el esfuerzo del Plan Nueva Laguna en la época de gobernador Eliseo Mendoza Berrueto y del presidente Carlos Salinas no ha habido otro proyecto sólido para encauzar este problema. Se tuvo un respiro con la maquiladora, pero no se aprovechó para impulsar desarrollos integrales. Nos quedamos en la manufactura, en la explotación de la mano de obra barata y dejamos a un lado trabajar las marcas y el diseño de nuevas modas.

Estamos entre los primeros lugares del País con mayor oferta educativa, vivimos en la Era del Conocimiento y no hemos desarrollado un plan para aprovechar los recursos que ya tenemos y reencauzar nuestro desarrollo.

Queremos seguir construyendo parques industriales cuando sabemos que los países que han impulsado su desarrollo es a través de muchas pequeñas empresas tecnológicas basadas en conocimientos y redes. Ya no es el tiempo de una economía basada en manufacturas. Juan Enríquez Cabot afirma en su libro “El reto de Mexico: Tecnología y fronteras en el siglo 21”: “...vale más el programa de cómputo y los chips que se incluyen en un coche moderno, que todo el acero que se usa para fabricar el chasis”. En este mundo lo que vale son las ideas y lo que compran son los conceptos. La Laguna debe aprovechar el sistema universitario y apostar hacía una economía basada en servicios y conocimientos.

Para salir de este bache la única vía es educar a la población y contar con un liderazgo que construya. Seguir explotando los acuíferos nos conducirá más temprano que tarde a un desastre económico y administrativo. La Unión Soviética era el país más extenso y rico en recursos naturales del planeta, y quebró.

La Laguna avanzó a principios del siglo 20 porque rompió esquemas. En el siglo 21 la región no debe concentrarse en la explotación de los recursos naturales sino en desarrollar los recursos humanos; como dice Enríquez: “Sólo con educación, con ideas, con gente emprendedora se crea riqueza”.

Acentuar los regionalismos y las diferencias no construye. En un mundo más tecnológico, como el actual, el camino es invertir en cada persona, en educar a la gente para la competitividad dentro de un mundo global y cada vez más agresivo.
jshvelez@hotmail.com

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