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miércoles, 9 de febrero de 2011

Volver a nuestras raíces II

La semana pasada escribí sobre la necesidad de volver a nuestras raíces a través de tradiciones, costumbres y formas de vida más simples. Me referí al valor de uso que tenemos en la ciudad contra el valor de cambio de los pueblos y a la destrucción masiva de nuestra cultura mestiza dominada por la comida rápida y chatarra. Recibí varios comentarios que comparto de manera literal: 
Nos has acostumbrado a compartirnos excelentes artículos y éste, como siempre es lo que algunos llaman pequeñas dosis de sabiduría, que en tus participaciones en distintas publicaciones, nos ofreces en gotas que suelen ser muy deleitables. Felicidades, y este artículo en particular, me llevó hasta el Viesca de tu infancia, que es muy similar al San Jacinto, Durango de mi abuela materna a la que en mi infancia, visitábamos un domingo sí, y otro también y siempre disfrutábamos de excelentes desayunos y comidas como las que tu describes: para desayunar, mi abuela nos mandaba al corral a traer huevos de sus gallinas; al mediodía nos mandaba a traer un gallo para 'darle cuello' literalmente, para el mole o la comida de la tarde. Había un cuarto con piso de tierra donde todos los chiquillos nos sentábamos a desgranar las mazorcas y de tanto y tanto, el cuarto se llenaba de puro grano, para las tortillas diarias, para el atole, para las gorditas de los hombres que se iban a trabajar el campo. Gracias por hacernos voltear a eso justamente, a nuestras raíces. Un abrazo, Julián Parra Ibarra. 
Como usted dice, los recuerdos son gratos momentos que hemos vivido, mi madre me ha contado de su juventud, de la cocina, de la forma de conservar los alimentos, de la lavada de ropa en los ríos en Tabasco; de como salían ella y su hermano a vender quesos para ayudar en la economía familiar. En fin, qué bello es recordar, pero qué difícil es vivir ahora, nosotros, que sabríamos que hacer si nos faltase la energía eléctrica, el agua entubada o el drenaje, digamos por unas dos semanas. Siempre he soñado que cuando sea grande o muy viejo, irme a vivir a un ranchito, donde todo mundo se conozca, y tener con quien conversar, aquí en la ciudad muchas veces ni al vecino conocemos. Un saludo y gracias, Ángel Vázquez. 
Así es ingeniero, hoy en día las costumbres extranjeras "modernizadoras" nos llevan a la destrucción de nuestro organismo, que es la que hoy en día ha cambiado nuestros hábitos alimenticios. Antes las mamás proporcionaban un exquisito desayuno a sus hijos hoy en día sólo son sándwich y comida rápida. ¡Oh realidad! Marielena Hernández Torres 
Muy evocador tu artículo, desencadenó un alud de recuerdos infantiles y juveniles de olores y sabores muy, muy agradables. Se me aguó la boca con las gorditas de horno de frijoles rojos, las de chicharrón y las de chile con queso. Saludos, Ramón García De la Cruz. 
Señor político: Ahora si te creo que viviste en el campo. Lo que tú viviste en tu región de origen es algo parecido de lo que se vivía en la Laguna. Te mandaré un artículo de cómo vivía un estudiante hijo de campesino, para poder cultivarse, desarrollarse y salir del medio donde nació y creció sus primeros años de vida. Sería bueno retomar estos ejemplos para los jóvenes que vienen del mismo medio y que no identifican un modelo de lucha y tenacidad a seguir. Saludos político, cuídate. Carlos Hernández Yáñez 
Su sensibilidad para dibujar aquellos escenarios, y revivir a mujeres de esa época, que nos heredaron una cultura de esfuerzo y amor por el prójimo, que lamentablemente, como usted escribe, esta economía globalizada ha transformado, en detrimento de lo más hermoso que tenemos, en mi opinión, los seres humanos, nuestras raíces. Valoro inmensamente este tipo de textos, aunque me ponen triste, y nostálgica recordar un pasado, en el que fui la niña más feliz del universo, y que, en ocasiones siento, se me escurre como agua entre las manos. Flor Rentería Medina. 
Bonitos tiempos aquellos, mucho mejores enseñanzas, pero sobretodo, que " fregón". Don Juan, ya no hay muchos de esos. Muy buen artículo para estos tiempos. Felicidades amigo. Héctor de la Fuente 

Salvador Hernández Vélez
jshvelez@hotmail.com  


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