pena, de tristeza. Esta pérdida nos entristece.
Conocí el trabajo político partidario de Jesús Sosa Ayala y su liderazgo. Trabajamos en la contienda por la diputación federal del sexto distrito en 2003, en el que participaban mi amiga Laura Reyes Retana y mi ex condiscípulo Jesús Flores Morfín. Chuy Sosa como le llamábamos con aprecio, presentó la mayor diferencia de votos en favor del PRI en la sección electoral que coordinó en aquella campaña.
En el análisis post electoral una pregunta surgió: ¿por qué estos resultados? La conclusión fue evidente, Chuy siempre se mantuvo cercano a su gente, con un trabajo permanente, organizado, y atendiendo las necesidades de las personas con la cuales trabajaba. Siempre presente, atento a lo que demandaban. Con una buena comunicación y un estilo de trabajo amable, constante, tenía "cara" para solicitar el voto a favor de los candidatos del partido al que siempre perteneció. En esa difícil campaña del 2003, eran las elecciones intermedias del sexenio de Fox; el ex regidor ganó en su área de trabajo esa y las siguientes. Siempre transitó en su partido con la cara en alto.
Los priistas lamentamos su atroz homicidio. Su pérdida además de dolorosa, es difícil de sustituir. Ante ello el PRI estaba obligado a rendirle tributo a la vida y a la memoria de un priista que dio todo su esfuerzo y más por su partido, por la gente que luchó siempre. Chuy fue un militante ejemplar que sirvió a su partido y a sus compañeros, que peleó incansablemente por mejorar la calidad de vida de los más desprotegidos. El viernes en el auditorio de la sede del PRI despedimos al que fuera uno de los líderes del Movimiento Territorial en Torreón, un hombre ejemplar que vio cegada su vida, en este marco de violencia agudizada en los últimos años en el país y en nuestra ciudad. Y que se suma a los cuarenta mil muertos a consecuencia de la guerra declarada a la delincuencia organizada por el presiente Felipe Calderón.
El priismo torreonense y el del estado está consternado, dolido, agraviado, por la intempestiva partida de un gran compañero. El PRI condena los hechos en los que un gran militante perdió la vida. Exigimos justicia y paz. Pedimos el regreso de la tranquilidad en la que vivíamos. Como bien lo planteó el candidato priista a la gubernatura Rubén Moreira "no queremos venganza, sólo justicia y paz". Nadie puede recorrer hoy el territorio nacional con un mínimo de seguridad, a menos que sea alto miembro de la burocracia política o del aparato militar. Ni los candidatos partidarios o líderes sociales están seguros. En cualquier curva de la carretera o calle de alguna ciudad, pueden esperar el secuestro o las balas.
A Chuy Sosa, se le reconoció y se le seguirá reconociendo en el PRI como un hombre sencillo, trabajador, noble, incansable, valeroso y audaz. Le agradecemos su espíritu combativo y su amor por el PRI y por su patria. Maestro de profesión y político por amor, luchó de manera incansable por los más necesitados, para él nunca hubo cansancio, el calor lagunero no lo amilanaba. Era terco, frente a las difíciles circunstancias que estamos padeciendo no mostraba miedo, sólo determinación para ayudar a los suyos. Su vida entera hasta el último minuto de su existencia la dedicó a servir a los demás: a su partido el PRI, a su gente y a su familia, a Alicia su esposa, a sus hijas Brenda y Alicia
Este tiempo que nos tocó vivir es complejo, de una violencia inédita. Nos invade la rabia y la tristeza a la vez, por ello deseamos desesperadamente volver a la paz y a la calma perdida. Nos arrebataron a Chuy. Su partida fue rápida e inesperada para todos, como herencia nos deja su ejemplo, como estandarte del priista que todos debemos ser. Seguirá siendo nuestro ejemplo. Descanse en paz el compañero, el amigo, el esposo, el padre de familia, el patriota, Jesús Sosa Ayala, a quién seguro, otras tierras del mundo, reclaman el curso de sus modestos esfuerzos.
Salvador Hernández Vélez
jshvelez@hotmail.com
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