El presidente Calderón lo sabe muy bien: En México ya no se puede ejercer el dedazo, Fox no pudo colocar a Santiago Creel como su sucesor. El comandante electoral PAN, Felipe Calderón, ha tomado en este sexenio tres veces por asalto a su partido, con Germán Martínez, con César Nava y finalmente con Gustavo Madero Muñoz. Calderón en su afán por conservar el poder ejerce viejas prácticas, no ha entendido que la alternancia en Los Pinos acabó querámoslo o no, con el régimen operacional del PRI hegemónico, este método ya no se aplica a las nuevas circunstancias de la pluralidad política. Al presidente en su calentura por imponer a su sucesor se le olvida como consiguió su postulación, en contra de Vicente Fox. Calderón sin cuidar las formas apoya abiertamente a su secretario de Hacienda Ernesto Cordero Arroyo para que obtenga la candidatura presidencial albiazul.
En una reunión de estrategia político-electoral, Calderón, el mes pasado instruyó a sus gentes a defenderse de los ataques, a ir con todo contra el PRI: "Lejos de ser, como algunos quisieran, simplemente la terminación o hasta el ocaso de un sexenio, aquí para mí este año y medio es, por el contrario, el punto de culminación y de realización de todo un proyecto. Este tiene que ser, y les exijo que así sea, el periodo de mayor cristalización de los proyectos que hemos emprendido en el gobierno federal."
Dos semanas después, un grupo de 134 neo-panistas, sin formación política doctrinaria, en su afán para estar al lado del "próximo", haciendo gala de los viejos usos, "subterráneamente" hacen llegar a la prensa una carta de apoyo a las aspiraciones de Ernesto Cordero. "Buscamos un candidato que sea capaz de representar y defender los avances logrados en los últimos años. Un panista que a su vez pueda entender, proponer e impulsar las políticas con las que el PAN debe seguir gobernando para todos los mexicanos y para las nuevas generaciones [.] Ernesto Cordero es ese candidato." Calderón quiere que los panistas acepten a Cordero como "el candidato oficial", al estilo del viejo régimen, olvida que él mismo llegó porque no era oficial.
En el marco de esta otra guerra de Calderón (todavía no termina la guerra contra el crimen organizado), la que está dando para a toda costa conservar el poder a como dé lugar, se conoce de la detención de Jorge Hank Rhon, ex alcalde de Tijuana y empresario. Nadie cree que es un asunto estrictamente judicial, por haberse dado a un mes de las elecciones en el Estado de México principalmente, ya que también incide en las de Nayarit y Coahuila. La detención se convirtió de inmediato en un caso político nacional, pues también se da en la coyuntura por la sucesión presidencial del 2012. La gran pregunta es: ¿por qué ahora y así? En una acción en la que se recurrió al ejército, dizque por una "denuncia ciudadana" se llegó al hallazgo de un pequeño arsenal. ¿Cómo justificar que no hay intencionalidad político-electoral en el operativo? ¿Cómo convencernos de que no es un nuevo michoacanazo? ¿Cómo creerles a las autoridades judiciales que fue un golpe de suerte, que no fue diseñado desde Los Pinos, para asegurar el poder a toda costa?
Al igual que en el michoacanazo la acusación contra Hank Rhon se vino abajo y en su caída arrastró a la Procuraduría estatal de Baja California y en vez de influir en la elección mexiquense, el posicionamiento de Eruviel se ha consolidado. Les salió el tiro por la culata. Con operación política detrás o sin ella, tanto el operativo militar en el que se detuvo a Hank, como su consignación ministerial por parte de la Procuraduría General de la República resultaron, como en Michoacán, otra farsa, esto deja a la autoridad en entredicho, no sólo por que se percibe un afán por politizar la justicia, sino por su evidente ineficacia para armar una acusación medianamente sostenible.
Lo expresado por el diputado mexiquense Alfonso Navarrete Prida retrata las intenciones de Calderón y las consecuencias a las que condujo la detención del ex-alcalde de Tijuana: "Si de lo que se trataba era de encontrar un ícono que demostrara todo lo malo del PRI, el PRI viejo, el PRI de antaño, lo único que logró el gobierno federal es tener víctimas. Porque, creo yo, que no habrá ciudadano que acepte una denuncia anónima, allanen efectivos militares su domicilio y que con un amparo lo metan en reclusión". Qué más acciones emprenderá Calderón en este fin de sexenio que como él lo definió debe ser: "el periodo de mayor cristalización de los proyectos que hemos emprendido en el gobierno federal". Además de su obsesión por seguir con su estrategia con el crimen organizado y de evitar a toda costa que el PRI regrese a los Pinos, ¿en qué más se encaprichará?
Salvador Hernández Vélez
jshvelez@hotmail.com
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