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viernes, 1 de julio de 2011

Calderón frente a Sun Tzu


La guerras de Calderón indican que él y sus asesores no han leído el "El Arte de la Guerra", de Sun Tzu. O quizá, si lo leyeron, hicieron una lectura equivocada del libro más antiguo de estrategia. Entre sus lecciones más importantes, esta obra de hace más de 2 mil años enseña a no combatir con diferentes enemigos a la vez. Calderón tiene abierta una guerra contra el crimen organizado, se enfrenta con los obispos que apoyaron a Hank Rhon, y a la vez le ha declarado la guerra al PRI. En el tricolor, en particular contra Peña Nieto y Humberto Moreira, para impedir a toda costa que el Revolucionario Institucional regrese a Los Pinos. Mientras, la guerra para reorientar el rumbo del país sigue a la espera.

Si el Presidente y su equipo hubiesen estudiado los planteamientos de Sun Tzu entenderían que en la filosofía taoísta el culmen de la eficacia del conocimiento y la estrategia es hacer que el conflicto sea simplemente innecesario: "Vencer a los ejércitos ajenos sin luchar es la mejor de las habilidades". Sun Tzu plantea que la comprensión integral del conflicto puede conducir no sólo a su solución, sino incluso a evitarlo por las buenas. La obra, que ha ganado miles de discípulos, es aplicable a la competición y al conflicto en todos los ámbitos, desde las relaciones interpersonales a las relaciones internacionales. Su objetivo es obtener la invencibilidad, lograr la victoria sin combatir, conseguir una posición de fuerza inexpugnable mediante la comprensión de los elementos físicos, políticos y psicológicos que intervienen en un conflicto. "El Arte de la Guerra" es, pues, un libro que trata no sólo de guerra, sino también de paz y, sobre todo, un instrumento para la comprensión de las mismas raíces del conflicto y de su resolución.

Un buen comandante debe tener claro que en una guerra el conocimiento profundo consiste en ser consciente de la perturbación antes de que surja la perturbación; de ser consciente del peligro antes de que surja el peligro; de ser consciente de la destrucción antes de que surja la destrucción; de ser consciente de la desgracia antes de que surja la desgracia. En cambio, Calderón mueve el avispero y después no sabe qué hacer con él; es decir, se lanzó a la guerra contra el crimen organizado como "El Borras". Lo que nos hace pensar que quizá sus objetivos sean otros.

Entre sus profundas enseñanzas, Sun Tzu plantea que sentir y comprender después de la acción no es digno de ser llamado comprensión. Lograr después de luchar no es digno de llamarse conocimiento. En "El Arte de la Guerra", la estrategia de los maestros de Huainam proporciona criterios para resolver los conflictos actuales, no sólo como último recurso, sino como acciones que deben llevarse a cabo bajo las condiciones más rigurosas con una dirección adecuada.

Muchas voces sostienen que la guerra de Calderón no tiene rumbo. Los expertos en combatir no se encolerizan, los expertos en ganar no se asustan, dice Sun. Así, el sabio gana antes de luchar, mientras que el ignorante lucha para ganar.

En otra parte, Sun Tzu sostiene que el punto esencial es evitar la interrupción de las actividades productivas de la gente, cosa que a Calderón le importa un comino. Como postulan los taoístas en el I Ching, el libro de los cambios y la adivinación: "Al llegar a un callejón sin salida, cambia; después de haber cambiado, puedes continuar". Calderón desde hace meses está en un callejón sin salida y no redirecciona la estrategia aunque muchas voces se lo exigen. Él, en su terquedad, cree que si cambia no podrá continuar la guerra contra las bandas delincuenciales, y siguen incrementándose los muertos.

Cierro con una idea del sabio libro oracular, el I Ching: "Es desafortunado ser obstinado frente a circunstancias insuperables".

Salvador Hernández Vélez
jshvelez@hotmail.com

 

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