A Eduardo Holguin
El resultado de la elección para gobernador en Coahuila dejó claro que los coahuilenses incluidos los torreonenses prefirieron la continuidad del poder político en nuestro estado en lugar de la alternancia. El pasado 3 de julio el PAN perdió estrepitosamente en los cuatro estados en los cuales hubo disputa electoral: Hidalgo, Nayarit, Estado de México y Coahuila. Con esta preferencia de los eelctores el PRI se consolida para competir en condiciones de ventaja frente a sus adversarios. Tal vez porque como lo declaró la diputada federal del Partido del Trabajo Ifigenia Martínez: "Es más peligroso que repita el PAN a que regrese el PRI a la Presidencia de la República".
En relación a si los torreonenses se expresaron o no por un cambio para reorientar el rumbo económico de la Laguna creo que en este terreno los ciudadanos votaron porque consideraron que las propuestas de Rubén Moreira ofrecen la reorientación de rumbo del desarrollo que demanda la región lagunera. Dicho de otra manera no confiaron en que el candidato de Acción Nacional pudiera impulsar a la Laguna a otros niveles de desarrollo.
Los gobiernos estatales coahuilenses emanados del PRI en los últimos sexenios, los que se ubican después del punto de quiebre de la caída del Muro de Berlín, que dio inicio a las grandes reformas estructurales en los diferentes países del mundo, atendiendo las políticas públicas del Consenso de Washington, las cuales dieron auge a la globalización y a las políticas privatizadoras, han estado a la altura de las expectativas de los coahuilenses. Este cambio de política se ubica en el sexenio de Eliseo Mendoza Berrueto. Esta administración estatal culminó cuando las negociaciones del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLC) estaban llegando a buen termino. El siguiente período fue el del doctor en economía Rogelio Montemayor Segui, quien afrontó con éxito el error de diciembre de 1994, el incremento al IVA al 15 por ciento y la entrada del TLC.
Después de la derrota electoral del PRI en las elecciones intermedias del gobierno de Montemayor, al final de su mandato entregó la estafeta a otro priista, al licenciado Enrique Martínez y Martínez. Este sexenio por un período de cinco años enfrentó la alternancia en los Pinos. Por primera vez en la historia de Coahuila un gobernador emanado del tricolor tuvo que lidiar con un presidente de la República procedente de otro partido. Y con un Congreso Federal que adquiría un mayor protagonismo en el concierto de la política nacional. A partir de este sexenio, los gobernadores de turno, en particular los priistas, empezaron la negociación de sus presupuestos anuales en la Cámara de Diputados. La forma de negociar el presupuesto cambió. Esto tuvo sus repercusiones en el proceso de gestión pública y en consecuencia en el rumbo económico y social del país. Así como de sus regiones.
Al final del sexenio de Martínez, Coahuila por primera vez enfrentó la designación del candidato tricolor al gobierno del estado sin un Presidente de la República priista. Las cosas cambiaron y los priistas estuvieron a la altura de las circunstancias. Así fue electo Humberto Moreira en un proceso abierto a la militancia sin la intromisión desde los Pinos para imponer candidato. Al profe Moreira le tocó gestionar con otro Presidente emanado de Acción Nacional y con un Congreso Federal con una mayor decisión en el tema del presupuesto. Con delegados federales claramente comprometidos con un proyecto político estatal sexenal a favor del PAN. También tuvo que lidiar desde el inicio de su administración con problemas como el de la mina de Pasta de Conchos y otros fenómenos naturales. La apuesta de Moreira fue claramente encaminada a privilegiar lo social y la construcción de la infraestructura que demandaba el estado.
En cada uno de estos sexenios tuvimos gobiernos emanados del PRI. Y aunque los ciudadanos han votado por la continuidad de gobiernos priistas encabezados por Mendoza, Montemayor, Martínez y Moreira, sin embargo las políticas públicas impulsadas no han sido de continuidad sino que en cada sexenio los equipos gobernantes han sabido interpretar las aspiraciones de los coahuilenses, de no haber sido así no hubiera alcanzado el PRI con Rubén Moreira una cantidad de votos que rebasa los 700 mil. Los coahuilenses quieren continuidad en el poder político porque saben que los gobiernos emanados del PRI les han cumplido lo que les ofertaron en campaña.
Salvador Hernández Vélez
jshvelez@hotmail.com
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